En los paramentos laterales del espacio expositivo se disponen 20 fragmentos irregulares de espejo (10 a cada lado) sobre los que se coloca un aplique d latón de los utilizados habitualmente para la iluminación estándar de cuadros en las residencias burguesas de antaño. En cada espejo se pueden ver reflejadas las imágenes del video proyectado al final del espacio y los artefactos lumínicos con espejo del lado opuesto de la sala. Cada uno de los apliques se encuentra conectado mediante cables a un secuenciador electrónico encastrado en un atril y su velocidad puede ser manejada mediante un “speed selector” de manera interactiva, y absolutamente boba, alterando la velocidad del efecto rata, persecutorio, de una luz tras otra a lo largo del paramento. Una simetría tan absurda como las del espectáculo hollywoodiense.