CONTEXTO
INTERCALACIÓN (ESCALA INFINITA) tiene lugar dentro del programa El arte como herramienta para crear desarrollo generado por la Asociación para el Desarrollo de San José de Ocoa (ADESJO) y la Columbia University, materializándose tras el Encuentro Internacional de Arte y Comunidades Rurales (2000) en la pequeña comunidad de El Puente de la Horma (San José de Ocoa, República Dominicana).
ADESJO, a través de este programa, promovía la creación de obras de arte público –de carácter permanente y participativo- socialmente comprometidas, exigiendo la implicación de los miembros de la comunidad rural en el proceso creativo (trabajo colectivo). Asimismo, requería a los artistas participantes el uso de materiales básicos autóctonos/tradicionales de la zona (pero experimentando con ellos de una forma nueva para la comunidad) y de espacios abiertos al exterior. La fórmula “creatividad aplicada a la vida” quedaba desarrollada a partir de dos objetivos muy ambiciosos pero fundamentales para la organización:

  1. Contribuir a que la gente de la zona rural desarrolle su creatividad y aprenda a usarla para resolver problemas de primera necesidad (electrificación, acueductos, carreteras, transporte, comercio, viviendas, etc.) y se beneficie de la apreciación directa del arte.
  2. Crear una base de obras para fomentar el turismo rural/cultural/ecológico para fomentar el desarrollo económico de la zona.

PROYECTO
Emplazada en una vaguada rocosa, INTERCALACIÓN –que se ciñe al programa ADESJO- se concibe como una escultura en el espacio público, abierta y participativa, en desarrollo continuo, consistiendo en una escala colgante y sin fin que va creciendo a modo de red por intercalación de peldaños y añadidos de segmentos de cuerda. Cada peldaño, realizado en bambú –un material propio de la región que, sin embargo, era prácticamente desconocido por los habitantes de la zona en cuanto a sus aplicaciones artesanales y técnicas (resistencia, flexibilidad, etc.)-, sujeto por cuerdas de diversos colores, ha sido realizado por uno de los miembros de la pequeña comunidad rural de El Puente de la Horma pintando en él de modo creativo su nombre de pila. (Después de esta primera intervención de los pobladores de la zona, quedaba abierta, a modo de ritual, la participación en este trabajo colectivo para todo aquél que se sintiese interesado en hacerlo).
Durante el proceso de elaboración de la escultura se utilizó la infraestructura del montaje (en este caso conseguimos una excavadora con la excusa falsa de tener que alcanzar ciertas alturas) para desatascar el paso de agua de la vaguada por un conducto que llevaba meses atascado e impedir así que las lluvias torrenciales arrasaran las viviendas precarias de los pobladores. Asimismo, se estimuló y reforzó el desarrollo del área contribuyendo a la iniciativa de uno de los pobladores para que montara un pequeño comercio de recursos básicos y de reunión social (un colmado) que sigue funcionando en la actualidad.
A pesar de la estrecha relación entre arte y desarrollo, y de la siempre dudosa aportación real que genera conflicto en las posiciones éticas de la iniciativa y de sus consecuencias, INTERCALACIÓN, pretendía ser una obra artística contemporánea que utilizaba técnicas y materiales rudimentarios. Por tanto, en términos artístico, esta escala, que en realidad no ha de conducir a ninguna parte en particular, responde al mismo proceso de elaboración y no a un fin inmediato y utilitario. Insistiendo en dicho proceso generativo, la valoración de aspectos físicos y plásticos debe ceder protagonismo en favor de la procesualidad del proyecto. A partir de un elemento cotidiano como una escala de mano que, en principio sugiere ideas de linealidad, secuenciación binaria, ascenso descenso, etc. se establece un modo de elaboración abierto, de carácter multidimensional que alude a otros modos de comprensión que tiene que ver más con la complejidad que con la generación sucesiva de elementos. El crecimiento, como diría el filósofo, lo hacemos por intercalación tratando de evitar a un tiempo la confusión y el dogma.
Resumiendo: Durante 14 días de encuentro con vecinos de la aldea El Puente de la Horma, desarrollo el inicio de una obra escultórica con un material propio de la región, pero cuyos pobladores no suelen trabajar. Las posibilidades del bambú apenas son conocidas por esos habitantes por causa de la tradición o por cualquier otra circunstancia. El material, flexible, resistente, etc. nos sirve para realizar un entramado de escalas en una vaguada entre dos zonas de colinas llenas de vegetación. El proyecto consiste en que cada habitante realice un peldaño de esas escalas que luego se tramarán. Deberá poner su nombre con pinturas de colores según su propia imaginación y creatividad con los elementos decorativos que estime oportuno; solo se respetará la longitud y el grosor aproximado del peldaño (unos 40 cm).
Concluyo de momento siendo muy crítico con el proyecto porque me doy cuenta de la utilización que los organizadores hacen tanto de los pobladores como de los artistas en un proyecto que no tiene ningún viso de permanencia (el ambiente y la escasez de tiempo y presupuesto lo impiden) y del que además resultan muy cuestionables las intenciones de experimento de desarrollo turístico en una zona tan hermosa y protegida ambientalmente por su propia fisionomía. No, no eran esos los recurso ni las experimentaciones necesarias en la zona.