Instalación. Acotación espacial de 500 x 400 x 400 cm con segmentos de hierro y dejando “entradas” al espacio acotado pero que en realidad impracticables para el cuerpo del espectador o porque resultan estrechas, demasiado altas o demasiado baja.
A pesar de que el espacio está físicamente abierto, accesible de manera completa al espectador, existen unos límites visuales discontinuos, lineales o dibujísticos, que producen una sensación de extralimitación una vez que se traspasan corporalmente. Por otro lado, las aberturas a modo de umbrales de maso en los que esos límites desaparecen, impiden que la realidad física del cuerpo humano pueda penetrar en el espacio acotado.
Además, si pensamos en las representaciones de los cuadrantes del sistema de geometría axonométrica, podemos ver que en esta obra se produce una representación tridimensional en la que se fusionan el cuadrante de la representación “real” (cuadrante I) y de los otros 3 cuadrantes (II, III y IV); fusión que resulta paradójica porque en cierto modo se concatenan el mundo real con el mundo de la representación.
Desde el punto de vista poético, se entra también con esta obra en las perplejas relaciones entre lo físico y lo mental, en sus contigüidades y diferencias.