MIL MESETAS, MIL AGUJEROS Espacio CRUCE, Madrid, 2022

Esta obra consiste en una composición de 5 fotografías impresas en papel Canson High Gloss y encapsuladas en metacrilato 3+10 de 25 x 37,5 cm cada una.

La obra hace referencia al libro de Joaquín Ivars El rizoma y la esponja, editado por Melusina, y por tanto a la lectura que el autor hizo de la introducción del libro Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia de Gilles Deleuze y Félix Guattari. Asimismo, la esponja que se aprecia en la imagen central fue expuesta en otro contexto en la exposición La madriguera del espíritu realizada en Cruce en 1997.

El capítulo 12 de El rizoma y la esponja dice:

“Aparte de oscuros o inmaculados propósitos de momento imposibles de elucidar, más allá de su bien o de su mal ¿podemos estar seguros de que no hay nada que sobrecodifique en un rizoma genuino? En la fórmula que sus autores nos proponen como sobrecodificación: n+1, 1 es aquello que unifica por arriba, que siempre remite a la unidad. El rizoma se propone como una máquina libertaria que, desengañada de los mitos de la unidad, la estabilidad y la trascendencia, se pone en movimiento y pone en movimiento al pensamiento y al arte mismo en la tarea de producir lo destacable, lo que puede aportar algo y ampliar nuestro modo de contarnos las cosas que nos pasan. El rizoma se resuelve en sí mismo, pero siempre hacia el exterior, en una disposición permanente a la apertura productiva. Multiplicidades que se conectan y se desconectan continuamente en un proceso de apertura y ampliación, no de llegada; máquina de liberación -frente a la sujeción de los planes de desarrollo- a favor de una consistencia “que actúa necesariamente en el medio, por el medio, y se opone a todo plan de principio o finalidad” . El rizoma se supone pues que evita la unidad, que atiende a la ‘Multiplicidad sustantiva’, sin matriz ni dirección; sin embargo, rizoma es: distribuirse por todos lados y atravesar los heteróclitos, capturar las fuerzas y arrastrarlas. ¿No es esto en sí mismo una sobrecodificación? Quizás el rizoma es la máquina que produce la máxima codificación porque sus procesos de desterritorialización son de tan largo alcance que esparce su código por toda la faz de la tierra (globalmente) y los confines del firmamento (universalmente). El universal imperceptible al que nada se le escapa, que con todo se relaciona y se nutre de todo cuanto ve, huele o palpa. No otra cosa es hacer mapas que conquistar la Tierra y el Cosmos. Nunca se explora por explorar. Definitivamente, lo que sobrecodifica en el rizoma es la captura. ¿Hay algo que pueda escapar de una rizomatización? Bomba cartográfica.

No hay ninguna ideología en la literatura, en la escritura, es solo un agenciamiento, nos decían Deleuze y Guattari . ¿Qué hay entonces? ¿Es solo cuestión de ‘forma’? Tratemos de imaginar ahora el negativo del rizoma. No, el negativo del rizoma no es el árbol, es otra figura: la esponja. ¿Otro artefacto? ¿Otra herramienta?”