Seda habla en dos pasos, lo vivo y lo muerto, de un estado probablemente “intermedio”, un tránsito que no podemos sino tratar de manare irónica a la vista de la impotencia y la frustración con la que venimos de serie a este mundo en el que no entendemos nada. Una obra con ciertos aires de conceptualización de la realidad y formalizada en un modo barroco de escorzo y pliegues textiles.