La investigación se fundamenta en la acción fotográfica de los espacios intersticiales entre las pinturas mostradas en museos de distintos países y su postproducción en imágenes con desenfoque de movimiento lateral. Asimismo, el formato expositivo investiga sobre la alteración de la alineación del montaje de las fotografías y de los espacios en blanco de las mismas resonando con los de la sala y espejeando en el suelo de mármol del espacio expositivo.

En la sala de exposiciones del rectorado de la Universidad de Málaga, un espacio de unos 250 m² se realiza una instalación fotográfica mutisecuencial, compuesta por 70 fotografías tomadas durante cinco años de trabajo (2012-2017) en grandes museos de arte de Europa y Estados Unidos formando 17 series (Philadelphia II, Madrid, Milano IV, Philadelphia III, New York VII, New York III, Milano V, New York VI, New York VIII, New York IX, New York V, Milano II, New York II, Milano III, New York IV, Philadelphia I y Napoli) de número variable -entre 2 y 7 unidades cada serie- que se alinean horizontalmente en riguroso orden secuencial sobre paramentos blancos con la particularidad de que cada serie preserva una altura específica sensiblemente diferente a la de los grupos anterior y posterior. Características de cada unidad fotográfica: 35 x 70 cm, impresión en color sobre papel Hahnemüle Photo Glossy 260 grms/m2, montaje sobre Dibond de 2 mm y encapsulado con metacrilato de 3 mm.

Sin contemplaciones. Intertopías/Intercronías se presenta como una instalación hecha con fotografías: el artista accionó primero su cámara en el interior de varios museos de arte -indistintamente grandes pinacotecas o importantes museos de arte moderno de Europa y de Estados Unidos- y, una vez impresas las imágenes resultantes, las instala en una sala de exposiciones. En Sin contemplaciones la función escópica ha sido literalmente atrofiada. En consonancia con el título genérico de esta instalación fotográfica, la cuestión es que el efecto perceptivo de movimiento, la borrosidad y la mutilación de los cuadros no invitan a visionar estas imágenes por mucho tiempo. De manera indesligable a la imposibilidad de mirar “correctamente” las pinturas, existe una cierta incomodidad del ojo a fijar la vista en las fotos, a demorarse en su contemplación. En este caso solo parece tener cabida la paradoja siguiente: que las fotografías enuncian el puro acto de la contemplación y al mismo tiempo lo frustran.

A partir de unas fotos hechas en distintos museos de arte de Europa (Pinacoteca de Brera y Museo del Novecento en Milán y Museo Capodimonte en Nápoles, Museo Centro de Arte Reina Sofía en Madrid ) y en Estados Unidos (Museo de Arte de Filadelfia, MoMa y Metropolitan Museum en Nueva York) se trabaja con efectos de movimiento, desplazamiento lateral, fragmentación y falta de nitidez, cuestionando la recepción habitual en un museo, desplazando irónicamente el foco de atención y provocando la reflexión sobre el hecho de mirar a los espacios “entre” las obras maestras de los museos.

En esta exposición se trata además la idea del archivo fotográfico y de la colección museística como de ello bien se da cuenta en el catálogo a través de los textos del artista como de la comisaria. El archivo fotográfico y el museo pertenecen en este sentido a la categoría de colección; comparten la idea de seleccionar, poseer, ordenar, clasificar y hacer valer un tipo específico de cosas. El primero lo hace de una forma más “desmaterializada” (el objeto ya no tiene por qué existir puesto que la fotografía ya guarda su memoria), el segundo, de un modo fetichista (conserva la presencia real del objeto por su valor único y original). En cualquier caso, ambas tradiciones, en sus modos de mostrar -el archivo de fotos- o exponer -el museo-, fijan su atención en los objetos, se dejan fascinar por ellos; forman parte de una cultura objetual de larga tradición en Occidente.