Obra site-specific. Aprovechando la arquitectura habitual de la sala, la disposición de sus paramentos y columnas, se realiza esta obra titulada THE ART SHOW. PHOTOCALL. En el suelo se extiende una alfombra roja de uso habitual en convenciones y presentaciones de eventos con pretensiones de distinción social y glamur. Desde la entrada de la sala, la alfombra atraviesa el muro blanco que se presenta enfrente y que está flanqueado por dos columnas pintadas de negro y rotuladas en vinilo en las que se puede leer THE ART SHOW (columna izquierda) y PHOTOCALL (columna derecha). La alfombra atraviesa por debajo el muro que se encuentra entre las columnas (este muro del espacio expositivo, además de estar siempre flanqueado por las columnas citadas,  presenta también siempre un hueco en la parte inferior). Tanto las columnas como el hueco inferior son propios del espacio  expositivo y en este proyecto son usados como elementos útiles para el site-specific. De este modo, se usa la arquitectura caracterizada del espacio para poder llevar a cabo esta obra exclusivamente aquí, ya que no puede realizarse en otra localización debido a las  condiciones tan peculiares de configuración física de la sala). La alfombra continúa en el lado opuesto del muro siguiendo por detrás aproximadamente un metro y medio para terminar conformando una gran maraña que se revuelve sobre sí misma en plegados y replegados formando diferentes y azarosos bucles que se alzan tridimensionalmente y que impiden caminar sobre ella. Cuatro mini-flashes situados en el techo parpadean continuamente dirigidos hacia el muro blanco en el que no hay nada que leer o ver.

 

RISAS

En The Art Show-Photocall, modos de la risa en el límite de lo real y lo imaginal. ¿Nos reímos de la explotación grosera de la mayoría o del refinado y patético narcisismo de los menos? ¿Estallamos de risa con las ocurrencias de aquellos formados en universidades de prestigio que llegan a presidentes de naciones o corporaciones, o nos reímos con los desesperados de la tierra cuando ven a esos líderes hincar las rodillas ante jueces y tribunales mediáticos o de justicia? Pero… ¿no somos todos/as iguales en busca de chanzas que nos hagan reír cada vez citius, altius, fortius en las olimpiadas de la memez? ¿Es suficiente el divertimento de que sea el dinero el que reemplace toda realidad y toda interlocución, o mejor nos mofamos con esos artistas cínicos pero prestigiados, colaborativos y caritativos, que comen dinero y lo defecan como obras piadosas que venden para comer más dinero y así…? ¿Sonreímos al hacernos un selfie en el photocall de un museo o un cine, o nos partimos el culo cuando nos venden los productos allí anunciados o expuestos? Unas risas, ¿nos echamos unas risas y nos convertimos todos y todas en superstars que muestran sus blanqueadas dentaduras recién implantadas? Dientes, dientes… ¿No se trata de eso? ¿No se trata siempre de prestar sonrisas a nuestras espectaculares existencias sobre las alfombras rojas y ante los flashes esenciales? ¿Nos desternillamos porque una imagen estúpida no solo valga más que mil palabras sino más que millones de dólares? Sigamos riendo, carcajeando, y segregando endorfinas.

Joaquín Ivars, 2018